Durante la muy inestable segunda mitad del siglo XIX en que se dieron gran cantidad de golpes de Estado, las Constituciones proliferaron tanto como los golpes, así como sus Asambleas.
Braulio Carrillo asume el poder en Costa Rica en calidad de dictador en 1838 y convoca a una Asamblea Constituyente que se suspende indefinidamente.
[1] Esta tendría además potestades legislativas, aun cuando las mismas no son propias de un Poder Constituyente.
[1] Esta Constituyente sería la segunda última en asumir atribuciones legislativas, si bien mayormente se reducía a ratificar las leyes que le remitía Alfaro.
Este vuelve a convocar una Asamblea Constituyente que funcionaría hasta 1847 emitiendo la Constitución de ese año.