Su madre lo abandonó cuando apenas tenía un año, a causa de problemas conyugales con su esposo.
[1] En 1889 colabora en el semanario El Renacimiento e imprime su primer poemario en Málaga, Ráfagas, y en 1900 la novelita ¡Estaba escrito!.
En 1893 empieza su rivalidad con Salvador Rueda; recopila los cuentos que suele publicar en revistas y periódicos en Cosas de mi tierra.
En 1895 logra cierta estabilidad al ser nombrado funcionario municipal para mantener a sus numerosos hijos.
La Real Academia Española le concede, ex aequo con Ricardo León, el premio Fastenrath, hecho que desencadenó su nombramiento como hijo predilecto de Málaga.