Existían muchos estilos artísticos regionales, que no siempre coincidieron con los límites cambiantes de las entidades políticas mayas.
La cultura olmeca, tolteca y la de Teotihuacán tuvieron una influencia significativa en el arte maya.
El arte maya precolombina conoció una prolongada fase posclásica que terminó en el siglo XVI, cuando los trastornos asociados con la conquista española destruyeron la cultura cortesana maya y pusieron fin a su tradición artística.
[3] La historia del arte maya también fue impulsado por el gran incremento en la disponibilidad de imaginería escultórica y cerámica, debido, por un lado, a extensas excavaciones arqueológicas, y, por el otro, a saqueos en una escala sin precedentes.
[4] En 1981, Robicsek y Hales añadieron un inventario y clasificación de vasos mayas pintados en estilo códice,[5] revelando aún más del mundo espiritual maya, que hasta entonces era poco conocido.
En cuanto al desarrollo posterior, varios temas importantes en el trabajo iconográfico de Schele han sido elaborados por Karl Taube.
[15] Sin embargo, sigue incierto si los habitantes de Izapa eran mayas, en términos étnicos.
Aunque se cree que las tallas de madera eran comunes en el pasado, solo unos pocos ejemplos han sobrevivido.
Tiene fachadas enyesadas bien conservadas, con sus colores originales, y está dedicado al primer rey de Copán, Yax K'uk' Mo'.
Alternativamente los frisos pueden estar centrados en un solo gobernante, también sentado en una montaña simbólica (llena de maíz), como se puede observar en un friso de Holmul, con dos serpientes emplumadas que emanan debajo del asiento del gobernante, y otro friso, de Xultun, en el cual el gobernante lleva una gran barra ceremonial con figuras emergentes que parecen jaguares.
[22] Un friso del templo de Placeres, Quintana Roo, que data del Clásico Temprano, tiene un gran panel de máscara con un señor o deidad joven en el medio, y dos deidades «abuelo» (mam) laterales que extienden sus brazos.
A pesar de que relativamente pocas pinturas mayas hayan sobrevivido intactas hasta nuestros días, debido al clima húmedo de las tierras bajas de América Central, se han encontrado restos importantes en casi todas las principales residencias cortesanas, especialmente en subestructuras que fueron ocultadas bajo adiciones arquitectónicas posteriores.
[30] La pintura mural también se produce en los remates de bóvedas, en las tumbas (por ejemplo, Río Azul), y en las cuevas (por ejemplo, Naj Tunich),[31] generalmente ejecutado en negro sobre una superficie blanquecina, a veces con el uso adicional de pintura roja.
Un color azul turquesa brillante, conocido como «azul maya», se ha conservado a lo largo de los siglos por sus características químicas únicas; este color está presente en Bonampak, Cacaxtla, Jaina, El Tajín, e incluso en algunos conventos coloniales.
Actualmente, solo se conservan tres libros mayas del Posclásico: los códices de Dresde, París y Madrid.
Un cuarto libro, el Grolier, es maya-tolteca más bien que maya; aparte de signos calendáricos, no contiene texto.
Se prestó gran atención a un equilibrio armonioso de los textos y las ilustraciones (parcialmente coloridas).
Los glifos son omnipresentes y fueron escritos en todas las superficies disponibles, incluyendo el cuerpo humano.
[9] Consiguientemente, escultores de Copán y Quiriguá se sintieron libres para convertir elementos glíficos y signos calendáricos en escenas dramáticas muy animadas en miniatura («glifos de figura completa»).
Las escenas de cerámica y los textos pintados en negro y rojo sobre un fondo blanco, semejantes a las páginas de los libros plegados, se conocen como el «estilo códice»; la superposición glífica y pictórica con los tres códices mayas que se conservaron es, al menos hasta ahora, relativamente pequeña.
El arte de la cerámica escultórica incluye tazones del Clásico Temprano con tapas montadas por figuras humanas y animales; algunos de estos tazones, bruñidos negro, están entre las obras más destacadas del arte maya.
Algunas de estas figurillas son ocarinas y pueden haber sido utilizado en rituales.
Los llamados «pedernales excéntricos» son objetos ceremoniales, de uso incierto, que, en sus formas más elaboradas, tienen una forma alargada, por lo general con varias cabezas que se extienden en uno o ambos lados, que representan a veces la deidad del rayo (K'awiil), pero más a menudo un rayo antropomorfo con los rasgos del dios tonsurado del maíz.
[42] Los textiles de algodón del periodo Clásico no han sobrevivido, pero las representaciones en el arte maya proporcionan información detallada acerca de su apariencia y, en menor medida, su función social.
Las mujeres nobles solían llevar vestidos largos, los hombres nobles fajas y taparrabos, dejando las piernas y la parte superior del cuerpo más o menos al descubierto, a menos que se usaban chaquetas o mantas.
El traje más elaborado fue la vestidura formal del rey, tal como se representa en las estelas reales, con numerosos elementos con significado simbólico.
Las decoraciones permanentes incluyeron la deformación artificial del cráneo, el tatuaje de la cara, limar los dientes y añadir incrustaciones.
En Bélgica, los Museos Reales de Arte e Historia en Bruselas albergan una importante colección.