La arquitectura safávida corresponde al estilo de arquitectura islámica que floreció durante el reinado de la dinastía safávida que gobernaron Persia, al este del Imperio otomano, entre 1501 y 1732.
Este período, económicamente robusto y políticamente estable, vio como la arquitectura tradicional evolucionaba en sus patrones y métodos, dejando su huella en la arquitectura de los siguientes períodos (continuó hasta el final del reinado Qayar[1]).
[4] Abás introdujo políticas para desarrollar la participación iraní en el comercio de la Ruta de la Seda[5] y muchos artesanos turcos, armenios y persas fueron reasentados a la fuerza en la ciudad para asegurar su prosperidad.
El gran bazar de Isfahán también es único en el mundo islámico, cubre aproximadamente treinta kilómetros cuadrados y arquitectónicamente sirve como entrada a la gran plaza central, Maidan (plaza principal).
Su entrada abovedada, con el interior decorado con espejos venecianos y murales en miniatura lo hacen especial.
Fue erigido en 1647 por Abás II (r. 1642-1666) y luego reconstruido después del incendio de 1706.
Como el río no era navegable, no hubo que tener en cuenta el tráfico de barcos y son lo suficientemente anchos para dar cabida tanto a caravanas como a peatones.
Los safávidas han contribuido en gran medida a la propagación del chiismo duodecimano que consideran al duodécimo imam oculto como su líder.
Sin embargo, hasta 1447 la dinastía safávida no comenzó a mostrar ambiciones políticas, con la llegada al poder del jeque Djunayd.
En 1500, sus 7000 soldados vencieron a las tropas turcomanas, una fuerza de 30 000 hombres, y en 1501, Ismail I entró en la ciudad de Tabriz, en el noroeste del actual Irán, proclamando el rito imamí como religión del estado y haciendo acuñar las primeras monedas con su nombre.
Finalmente, firmó en 1555 el tratado de Amasya que le aseguraba una paz duradera.
Los ghulams también fueron integrados en una administración centralizada, ocupando los puestos de los turcomanos juzgados demasiado renuentes.
Se le debe en especial la edificación del Dar al-Hadith, una sala dedicada al estudio de los hadiths, el equivalente de la antigua dar al-Huffaz, que servía para recitar el Coran.
[13] Fue probablemente también él quien planeó su propia tumba, aunque se haya hecho poco después de su muerte.
Otra mezquita de Saveh, la Masjed-e Meydan, recibió un mihrab similar, datado por dos inscripciones entre 1510 y 1518.
Hay que añadir a esta tumba la mezquita Masjed-e Ali muy cercana, terminada en 1522 por orden del mismo patrocinador.
Al igual que su predecesor, Tahmasp I, al comienzo de su reinado (1524-1555) permaneció poco activo en relación con el patrocinio de grandes obras arquitectónicas, contentándose simplemente con abordar restauraciones y embellecimientos, siempre en línea con las principales dinastías anteriores.
Desproporcionadamente alta, tiene tres pequeñas cúpulas superpuestas, y juega con una decoración de cerámica dividida en numerosos registros para evitar la monotonía.
El color amarillo de la cerámica decorativa es, sin embargo, un elemento completamente nuevo.
[15] Su principal uso todavía es debatido, ya que se menciona como una mezquita en fuentes europeas, pero no en las de Persia, lo que plantea si sería planeado para albergar la tumba del propio sha Tahmasp, aunque en realidad luego fue enterrado en Mashhad.
Como todos los jardines persas, está dividido en cuatro por dos senderos perpendiculares y bordeado por un canal, una disposición que se encuentra especialmente en las alfombras-jardín del mismo período.
En la tradición persa, el número cuarenta se utiliza a menudo para significar una gran cantidad.
Dos puentes cruzan el río Zayandeh, conduciendo al barrio armenio de La Nueva-Julfa.
La decoración recuerda a menudo al arte del libro entonces contemporáneo, con nubes chinescas, aves en vuelo, árboles florecientes tratados con una gama de colores suaves.
Este edificio, cuya datación es muy discutida, fue construido probablemente durante el reinado del Abás II y fue redecorado en la década de 1870.
En las salas secundarias también se encuentran numerosas escenas galantes y de personajes en pie.
Segundo gran puente de Isfahán, construido cincuenta años después del Pol-e Allahverdikhan, el puente Khwaju presenta una estructura idéntica y ligeramente un poco más compleja, con tajamares en abanico que permiten efectos de agua más espectaculares.
pequeñas bóvedas coronan las salas secundarias, decoradas con espejos que hacen las superficies móviles.