No utilizan materiales nobles como el mármol, sino piedras de baja calidad en refuerzos, madera, ladrillo y tapial.
A veces, no obstante, se presenta la tapa en forma de tejado.
Las casas eran muy simples, similares a chozas circulares fabricadas con tapial y cubiertas por ramas.
Este modelo de vivienda varió en el siglo VIII a. C., pasando las casas a ser cuadrangulares, morfología que heredó posteriormente Roma.
Más tarde construyeron grandes residencias (domus) con un patio central, según el estilo griego.
El patio tenía un impluvium en el centro y la cubierta era a cuatro vertientes hacia el interior.
Dado que se construían con materiales perecederos han llegado hasta la época moderna solo unos pocos testimonios de la arquitectura religiosa etrusca en general y de los templos en particular.
Los templos etruscos estaban situados fuera de las ciudades, en lugares elevados.
La cubierta a doble vertiente, es única para las tres cellas, pese a que la central es más ancha, diferenciándose del griego por la falta de krepis, la ausencia de proporciones, la triple cella y la falta del pórtico trasero.
A veces se colocaba sobre la techumbre grandes estatuas de bulto redondo, también pintadas.
Era frecuente llevar ofrendas a los templos, consistentes en general en estatuillas o bien animales para el sacrificio.
Las tumbas etruscas están bien conservadas, al haber sido construidas en piedra.