Arioaldo

[2]​ Pero más que la motivación religiosa, la oposición podría también entenderse como política, en el sentido de que del acercamiento al catolicismo se derivaba también una pacificación con los bizantinos y por tanto una renuncia implícita a posteriores expansiones territoriales en las áreas italianas que aún controlaban el Emperador y el Papa.

[4]​ Sin embargo, el partido católico siguió actuando y de algún modo se vio envuelta la reina Gudeperga en una conjura palaciega, junto al Duque del Friul Taso.

La reina fue devuelta a la corte poco después, en un intento de política conciliadora del rey y con la intención de restablecer el equilibrio entre arrianos y católicos.

En este mismo sentido se reanudaron las relaciones amistosas con el papa Honorio y se respetó la independencia de los centros religiosos, como la Abadía de Bobbio (católica) que estaba en la diócesis del obispo arriano de Dertona, que pedía la intervención real.

Sin embargo, Arioaldo se mantuvo al margen e indicó que las disputas debían aclararse en los sínodos y no por medio del rey.

Mapa de los territorios lombardos y bizantinos en Italia entre 590-636