Como consecuencia, todas las antiguas especies de Spermophilus de Norteamérica han sido trasladadas a otros géneros, dejando las especies europeas y asiáticas como verdaderos Spermophilus (las únicas excepciones son dos Urocitellus asiáticos).
Aunque muchos están discretamente moteados o manchados, o tienen marcas anaranjadas en la cabeza, en general carecen de patrones fuertes, excepto en S. suslicus, que comúnmente tiene partes superiores marrones con manchas blancas claras.
Las madrigueras de las hembras se transmiten a sus hijas; en cambio, los machos son expulsados cuando alcanzan la madurez sexual.
El género Spermophilus fue introducido en 1825 por Frédéric Cuvier en su tratado sobre los dientes de los mamíferos (Des dents des mammifères, considérées comme caracteres zoologiques), utilizando al topo europeo descrito por Carl von Linné en 1766 como Mus citellus y asignado a los ratones como especie tipo, y lo nombró por primera vez con el nombre de Spermophilus citellus, que sigue siendo válido en la actualidad.
Sin embargo, todos los nombres ideados por Oken fueron declarados inválidos en 1956 por la Comisión Internacional de Nomenclatura Zoológica.
Tras un extenso estudio biológico molecular[9] sin embargo, el topo se dividió en un total de ocho géneros correspondientes a los antiguos subgéneros, ya que la agrupación original es parafilética frente a las marmotas (Marmota), los gigantes antílopes (Ammospermophilus) y los perros de las praderas (Cynomys), y estos grupos no forman por tanto un taxón común.
Estudios posteriores han establecido que este género es parafilético y lo han dividido en 8 géneros, quedando Spermophilus restringido al ámbito euroasiático:[12] Spermophilus, conocidos comúnmente como ardillas terrestres, son un grupo diverso de roedores que se encuentran en América del Norte y en partes de Eurasia.
Son conocidas por sus hábitos de excavación, lo que puede afectar la estructura del suelo y la vegetación.
Como resultado, se utilizan algunos métodos de control, incluyendo trampas y venenos, para gestionar sus poblaciones.
Los parques nacionales y reservas naturales pueden tener programas educativos o senderos donde los visitantes pueden observar a estos animales.
Las estrategias de gestión a menudo implican métodos no letales para mitigar estos conflictos.
A menudo se utilizan para enseñar sobre el comportamiento animal, la ecología y la importancia de los ecosistemas equilibrados.