[1] Se conoce con el nombre de arado romano el utensilio tirado por fuerza animal que se ha venido usando para labrar la tierra desde la época romana hasta nuestros días.
El arado romano, o tradicional, estaba compuesto por una parte delantera que era de la que tiraba el animal, llamada timón, pieza que estaba enlazada con la cameta, y esta se unía con la base del arado (la reja) mediante una telera por aproximadamente la mitad de la cameta y por la punta con el dental.
La reja era la parte que servía para arar, hundiéndose dentro la tierra, aunque no sería de hierro hasta el siglo IX, que lo haría con difusión por toda Europa Occidental, y a partir de entonces se mejoraría la técnica.
En la época del Bajo Imperio, se comenzaría a utilizar la vertedera, que la podríamos comparar como una «pequeña reja lateral», que ayudaría a remover mejor la tierra ahorrando el número de labradas necesarias para prepararla.
Finalmente, la esteva servía al campesino para dominar el arado, teniendo que hacer fuerza para hundir la reja.