Estos dichos se consideraban carismáticos, y fueron ordenados bien alfabéticamente por autores en la versión publicada por Jean-Baptiste Cotelier en el siglo XVII y reeditada por Jacques-Paul Migne, Patrologia Graeca LV, o por temas, como, por ejemplo, distintas virtudes o prácticas religiosas; aún no publicada en griego, una versión latina fue editada a principios del XVII por el jesuita Heribert Rosweyde (Vitae Patrum) y de nuevo por Migne, Patrologia Latina LXXIII, cols.855-1022, en la traducción latina hecha a mediados del siglo VI por Pelagio y Juan el Diácono.Dichas colecciones se difundieron ampliamente entre los primeros monjes del monacato cristiano, por lo cual sufrieron diversas modificaciones y aparecieron en diversas formas y copias más o menos corregidas, ampliadas, refundidas, traducidas, desgajadas, mezcladas o extractadas.Pelagio y Juan el Diácono hicieron las primeras traducciones de estas sentencias al latín a mediados del siglo VI.Pero se cree que este trabajo puede contener solo la quinta parte de un texto griego original.