Apolonia Dorregaray Veli

[3]​ Este último asimiló esta técnica en sus continuos viajes desde Cochas, hacia provincias de la sierra y la selva.

[5]​ En 1944 nació su único hijo Sixto Seguil Dorregaray, quien continúa hasta la fecha con el arte del mate burilado.

Por otro lado, existen mates sofisticados que presumen incrustaciones de Madre perla, Spondylus, nácar y durante el virreinato del Perú, plata.

Estos mates no solo fueron recipientes, sino también se innovó para usarlos según su forma como joyeros, cofres y "azucareros".

Asimismo, ella desarrolló el quemado o piro grabado, que deja una pintura indeleble sobre la superficie del mate, aprovechando un tronco seco de quinual o eucalipto al rojo vivo que con fuerza graba diferentes tonos de marrones.

[8]​ También son frecuentes las representaciones de danzas folclóricas y en especial los viajes que realizaba su familia llevando especias, panes y mercancía para intercambiar por mates platos,[9]​ así como los viajes a pie que hacía durante tres días desde Cochas hasta Huachigna para transportar mates.