Los humanos han utilizado la selección artificial durante miles de años para domesticar plantas y animales.[3] En épocas más recientes, la selección artificial se ha convertido en una parte vital de la ingeniería genética, en la que se utilizan marcadores seleccionables como la resistencia a los antibióticos para manipular el ADN en biología molecular.Entender los cambios que se han producido durante la evolución del organismo puede revelar los genes necesarios para formar partes del cuerpo, genes que quizás intervengan en enfermedades genéticas humanas.[5] Por ejemplo, el Astyanax mexicanus es un pez albino que vive en cuevas y cuya evolución lo ha llevado a perder la vista.[8] Ya que la evolución puede producir procesos y redes extremadamente optimizados, tiene numerosas aplicaciones en las ciencias de la computación.