Antonio del Rosal Vázquez de Mondragón

Liberado y vuelto a la Península, luchó en la tercera guerra carlista, recibiendo varios balazos en la toma de Ripoll.

En una recepción en el Palacio Real en 1902 (organizada por la Casa Real), al saludarle la reina María Cristina se extrañó de verlo todavía coronel, diciéndole: «Todavía eres coronel, Rosal; nada, nada, en la primera vacante que corresponda a mi prerrogativa ascenderás»; y así fue.

Por sus obras relativas a temas militares recibió dos cruces, de segunda clase, al mérito militar con distintivo blanco y una mención honorífica.

Dadas las simpatías que se ganó, Salvador Cisneros le concedió como gracia especial concederle la clase de muerte que el mismo eligiera.

Hecho así dijo: «Quiero morir de viejo», lo que hizo que todos se rieran y se emocionase Eduardo Machado.