Vistió el hábito franciscano y profesó en 1510 en Alcalá de Henares, en cuya Universidad hizo todos sus estudios y tuvo por maestro a Juan de Medina, a quien siempre admiró.
Fue confesor del emperador Carlos V y fue con él a Lovaina, en cuya Universidad desempeñó una cátedra.
Escribió, entre otras obras, un Tratado de casos de consciencia (Zaragoza, 1561) que alcanzó al menos diecinueve ediciones en castellano, algunas bastante ampliadas, y dos en italiano.
Reúne el autor en este libro 195 cuestiones ético-morales que apelan a la conciencia del hombre y que el autor trata de explicar según las leyes canónicas, las leyes naturales, las leyes civiles y sus propios criterios personales, mostrándose bastante laxo y permisivo, pues fue un gran defensor del derecho natural y un fiel seguidor del jurista Francisco de Vitoria: según él, el Papa no tiene potestad alguna sobre infieles, aunque les puede predicar la fe cristiana.
También escribió un Quaestionarium Theologicum y unas críticas a Domingo de Soto.