Permaneció en ella hasta que unos cenetistas le ayudaron a escapar; integrándose en el Ejército Republicano, y como cuadro intermedio del PCE participó en la Batalla del Ebro.
[1] En 1941 regresa a España, siendo detenido a los dos años y condenado a cuatro años en el penal de Alcalá de Henares; a su salida en 1947 toma la firme voluntad de luchar por los más desfavorecidos reconstruyendo el Partido Comunista de Aragón, se establece en el barrio zaragozano de San José, en el mismo en el que nació y vivió antes de la guerra, empieza a trabajar en Talleres Florencio Gómez, donde creará una organización junto a sus compañeros Rafael Casas, Manuel Gil y Luis Zalaya.
En 1952 se producen las movilizaciones por “la paga de la bufanda” decretada por el franquismo, que las empresas se niegan a conceder y Rosel tiene un papel significativo.
[1] El PCE en la década de los 50’ gracias a su la labor va creciendo, junto a su hijo Antonio, viajan en bicicleta por Aragón: Calatayud, Huesca, Barbastro, Monzón... Expandiendo la organización del partido.
[1] Tras su salida en el año 1965, asiste a las reuniones del Comité Regional, donde una nueva promoción de militantes han tomado el relevo, acudiendo sin responsabilidad alguna, pero aportando su experiencia.