Viajó a Francia, impregnándose de estética neoclásica y volviéndose tan afrancesado que sus contemporáneos lo acusaron de lengua nada purista e introducir demasiados galicismos.
Preocupado por la educación, intentó dos veces que le dieran permiso para publicar un semanario femenino, primero en 1804 con El Liceo General del Bello Sexo..., destinado a la educación de la mujer, y luego en 1806 con El Plausible, pero se lo denegó en ambas ocasiones el abate Juan Antonio Melón.
[1] Debió morir poco después de 1828, año en que se publicó su última obra.
Sus comedias, unas originales y otras inspiradas en las francesas del mismo periodo, están bien resueltas.
Como poeta, se mostró muy influido por José Cadalso, cultivó la anacreóntica y tradujo a diversos clásicos latinos en sus Desahogos líricos de Celio (1802).