Aunque su importante posición le dio bastante reconocimiento, es recordado más por sus habilidades personales, y por su enorme capacidad para memorizar lo que leía.
Se han contado muchas historias acerca de su impresionante memoria, que era «como cera para recibir y mármol para guardar».
Un día señaló a un hombre el palazzo Riccardi y dijo: «Aquí tuvo lugar el nuevo nacimiento del aprendizaje», y luego, girándose al colegio de los jesuitas: «Ahí vinieron para enterrarle».
Su cena se basaba habitualmente en tres huevos duros y un poco de agua.
En 1861, el rey Victor Emmanuel unió su colección, conocida como Magliabechiana con la privada del Gran Ducado, formando la Biblioteca Nazionale.