Antonio Llinás

Su primera actividad ministerial se balanceaba entre la enseñanza de la Filosofía y la predicación popular.

Parece que una pesadilla nocturna o una extraña visión fúnebre le impresionó vivamente, y se sintió llamado a mayor santidad y dedicación al bien de las almas.

Conseguida la autorización, regresó a México en 1683, con otros veintidós franciscanos, para fundar el dicho Colegio.

Su muerte fue la de un santo, cuya fama continuó incluso durante muchos años.

De su espléndida actividad misionera se calcula que convirtió unas veintidós mil personas.

Alegoría de la Orden Franciscana (Copia de la SSª Cruz que se vio resplandeciente en el Cielo en la conquista de la Ciudad de Queretaro dia de Santiago año 1531) , grabado de Vicente Capilla por dibujo de Juan Bautista Suñer, 1792. El padre Antonio Llinás aparece representado a la izquierda, ante una capilla que evoca el colegio por él fundado.