Antonio Bernardino Sánchez (1814-1885) fue un pintor español, vinculado a la ciudad de Ávila.
Una vez alcanzada esta abandonó definitivamente la Medicina y se dedicó a la enseñanza del dibujo y matemáticas.
Por esta época hizo algunos trabajos al óleo y aguada para diferentes particulares, pintó las decoraciones del teatro del Liceo de Ávila —que le hizo socio de mérito— y fue comisionado por el gobernador de la provincia para que inspeccionase la venta de maderas doradas y otros objetos de los suprimidos conventos, consiguiendo la conservación de algunos cuadros y el altar mayor de Santo Tomás.
[1] A su regreso a Ávila pintó para el nuevo teatro de la ciudad la embocadura, el telón de boca y ocho decoraciones.
Perteneció a varias juntas y comisiones, en concreto hacia 1868 a la de Monumentos históricos y artísticos de la provincia.