Sin embargo, superada pronto aquella crisis escolar cursó Derecho, primero en la Universidad de Valencia y después en la de Madrid hasta su licenciatura, conseguida la cual ejerció como abogado primeramente en su tierra y más tarde en la Corte, donde alcanzó gran fama como jurisconsulto.
No obstante, su gran vocación era la política al servicio de unos muy sólidos ideales católicos, que lo llevaron a afiliarse, apenas acabados sus estudios, en el partido tradicionalista, del que años más tarde sería jefe.
[2] En 1870 asistió a la conferencia del carlismo en Vevey (Suiza) y en aquel mismo año lo recibió Pío IX en audiencia privada.
Por iniciativa suya se fundó el Directorio Central del Partido Carlista en París.
[4] Muy influido en su pensamiento por Jaime Balmes y Donoso Cortés, su obra constituye hoy uno de los más sólidos pilares del tradicionalismo, siendo perceptible a su vez su presencia doctrinal en varias de las figuras que le sucedieron en las filas del carlismo, como Enrique Gil Robles, Vázquez de Mella y Víctor Pradera.