Fue también un reconocido grabador y dibujante, faceta que desarrolló con gran éxito en los decorados teatrales.
Un artista cuyas grandes inquietudes intelectuales le provocan la necesidad de crear obras en las que plasma sus ideas a cerca del mundo mezclando lo actual y lo pasado.
Realiza múltiples retratos a personalidades de su entorno, artistas e intelectuales como Juan Gil Albert.
En los años 70 la serie "El hombre y la máquina" inicia un recorrido por el estudio de las relaciones humanas siempre con la intermediación de máquinas y estructuras que superan al hombre.
Sus barrocas composiciones no parecen tener fin mezclando pasado, presente y futuro mediante una abundancia de almas, ciudades y construcciones de todos los tiempos mezclados entre sí.
Mediante las más tradicionales técnicas de la pintura Alegre Cremades reinterpreta las más nuevas creaciones de la arquitectura, la tecnología y la comunicación humana en un nuevo código propio.
Un proceso artesano de siglos que mantuvo vivo no sólo con su práctica sino con su docencia.