Sus padres se instalaron en la Ciudad Condal en el siglo XVIII.
Influido por la antigua tradición familiar, Rovira y Trías se inclinó hacia la arquitectura y parece ser, pese a la ausencia de datos fehacientes que ya a los siete años era maestro de obras.
Gozó de gran popularidad dada su pasión por su ciudad natal.
Su funeral fue solemne y fue honrado por el cuerpo de bomberos.
Hizo sus primeros estudios en la Escuela de la Lonja, cursando química, matemáticas, geografía o geología.