El antisemitismo, o el miedo y el odio al pueblo judío, ha experimentado una larga historia de expresión desde los días de las antiguas civilizaciones, originado en su mayoría en las civilizaciones precristianas y cristianas europeas.
El Renacimiento, el Siglo de las Luces y la era del Imperialismo llevó a un aumento de expresiones no religiosas de fobias y escándalos antisemitas en todo el continente, aun cuando el continente había experimentado una serie de revoluciones políticas; en la época en la que se establecieron regímenes republicanos y no monárquicos, el nacionalismo romántico etnocentrista y los movimientos sociales empezaron a ser los principales instigadores del antisemitismo.
Desde 2000, el antisemitismo ha aumentado significativamente en Europa, con ataques verbales a los judíos y vandalismo como grafitis, quema de escuelas judías, desacralización de sinagogas y cementerios.
También ha habido un crecimiento de la violencia antisemita en los Países Bajos y en Suecia desde el año 2000.
Sin embargo, en comparación con Francia, el Reino Unido y la mayoría de Europa, en Alemania, Austria y Suecia, los atacantes árabes son un porcentanje muy pequeño de personas que realizan actos antisemitas.