[4] En 300 a. C. o 299 a. C., Pirro fue enviado a Egipto como rehén por Demetrio I de Macedonia, durante un breve acercamiento que hubo entre éste y Ptolomeo I.
[5] Pirro permaneció en Alejandría, y parece que fue apreciado por Ptolomeo como un hombre valiente, que destacó en las partidas de caza y en otros ejercicios.
[7][8] Con la ayuda de Antígona, Pirro obtuvo una flota de barcos, y dinero para volver a su reino de Epiro,[9] donde llegó a un acuerdo con su pariente Neoptólemo II, que había usurpado el reino, para gobernar conjuntamente.
[9] A través de su matrimonio, Antígona se convirtió en reina consorte de Epiro, y le dio dos hijos: Olimpia, y Ptolomeo.
[11] Como honor póstumo hacia su esposa, Pirro fundó una colonia llamada Antigonia, conocida por las medallas conservadas con su nombre.