Sus santos protectores fueron Nuestra Señora de la Gracia y San Lesmes.
El 19 de octubre de 1868 falleció su madre y un año más tarde, se trasladó a Valladolid donde vivió con sus tíos, encontrándose con un ambiente cultural e intelectual estimulante.
Dos años más tarde inició sus colaboraciones con El Museo, una revista dirigida al entretenimiento y enseñanza de los lectores, donde escribieron escritores destacados.
También participó en publicaciones burgalesas tales como Crónica de Burgos, Caput Castellae, El Papa-Moscas y dirigió la Revista Burgalesa y La Revista Ilustrada de Burgos.
En 1880 escribió al Ayuntamiento de Burgos solicitando el trabajo de archivero interino, que se encontraba vacante desde hacía tiempo, y por considerarse la persona adecuada: “… este departamento del Municipio, tan rico en interesantísimos documentos históricos y en expedientes administrativos, se halla […] en un estado de orden poco satisfactorio y […] el desorden aumenta de día en día y podría llegar a un estado lamentable…”.
Entre sus conferencias destaca la pronunciada en el Teatro Principal sobre el rey Fernando III el Santo.
[cita requerida] Donó todas sus obras y su biblioteca al Ayuntamiento de Burgos, ciudad que dedicó una calle a su recuerdo.