Sospechaba que se estaba gestando una insurrección entre los jefes taínos, incluido Anacaona, actualmente en el reino.
Ovando dio la orden de que los caciques fueran capturados y quemados.
[6] Se dice que en el idioma taíno su nombre significaba Flor de Oro.
Se distinguió por su belleza, inteligencia y talento para las poesías, memorizándolas para recitarlas en los areítos ante los otros nativos.
Entonces Ovando mandó decir a Anacaona que iba hacia Jaragua para una visita amistosa.
Al poco, Colón partió de nuevo a España dejando en la isla un destacamento.
Ella consideraba a los españoles como seres sobrenaturales, y no dejaba de comprender cuán absurdo e impolítico era pretender resistirles.
La princesa taína no conservaba ya hacia los españoles las simpatías de otros tiempos, pues comprobó que los extranjeros habían causado la miseria del país y que se entregaban, sobre todo los compañeros de Roldán, a una culpable licencia.
[14] Una vez en Cuba organizó la resistencia, pero fue capturado en batalla, torturado y posteriormente asesinado.
Parecía que la matanza de los habitantes no iba a acabar nunca.
Los que sobrevivieron quedaron en la mayor miseria; y cuando la sumisión fue rayana de la esclavitud, se declaró restablecido al orden.