Ana fue descrita intelectualmente superior a su esposo, temperamental y de carácter fuerte.
Según se informa incluso habría arrojado platos y vasos a su marido durante sus discusiones.
Ella por su cuenta luchó para asegurar sus derechos de sucesión a diversos feudos y manejaba las negociaciones con sus competidores.
Ella siguió desempeñando un papel importante durante el reinado de su hijo.
De su matrimonio nacieron 8 hijos: Luterana, en 1613, Ana se convirtió al calvinismo.