[1] Gerardo María Ferrari había nacido en 1943 y concluyó sus estudios sacerdotales a los 23 años y le fue negado por el Obispo ser sacerdote obrero por lo que no llegó a ser sacerdote.
Su obra principal la realizó en la Bajada Cepeda, junto a un grupo de universitarios, logrando trasladar la población de 45 familias a un lugar mejor con mejores casas, agua y escuela.
Ana Ferrari estaba en el Servicio de Informaciones cuando Agustín Feced llegó a verla, y le pegó.
Ana tenía un bebé de nombre Gerardo[8] y había dejado su militancia política.
Guzmán Alfaro y otro integrante de la patota, apodado Kuriaki, la llevaron a una pieza, le metieron una pistola en la vagina y le dijeron que iba a morir de esa manera.
Después, la vendaron con una sábana que ella misma había hecho para su bebé.
En esa cárcel supo que le habían abierto una causa federal.
Aunque ella no unió todos los apodos con nombres, "Darío" era Julio Héctor Fermoselle, "Kung Fu" era Carlos Martín Ramos, "la Pirincha" era César Peralta.
Ella compartió un tiempo con Ana Lía Murgiondo (o la Petisa Carmen, quien rogó a los compañeros presentes que cuidaran a su hija), María Cristina Márquez y Cristina Costanzo.
Durante estos años, la persiguieron los recuerdos y pasó muchas noches sin dormir, recordando las torturas, la picana, las quemaduras de cigarrillo.
[1] Ana Ferrari junto Esteban Mariño y Liliana Gómez son querellantes en la Megacausa Feced, luego llamada Díaz Bessone.
En esta causa abierta aún en 2011 hay 91 víctimas y más de 160 testigos.