American Beauty (titulada Belleza americana en Hispanoamérica) es una película dramática de 1999 dirigida por Sam Mendes, escrita por Alan Ball y protagonizada por Kevin Spacey, Annette Bening, Thora Birch, Wes Bentley, Mena Suvari y Chris Cooper.
Es en ese sentido en que se presenta la relación del protagonista con la amiga de Jane.
En un principio, Ball comenzó a escribir el guion con la intención de convertirlo en una obra teatral, en parte inspirada en el circo mediático que inició en torno al juicio contra Amy Fisher en 1992.
Tras varios años como escritor de televisión intentó entrar a la industria cinematográfica con American Beauty.
Finalmente, el guion fue modificado y adaptado, esta vez con un toque cínico, más que nada influenciado por la experiencia del escritor en comedias de situación.
La película marcó el debut cinematográfico del cineasta Sam Mendes, que hasta entonces solo había dirigido telefilmes y musicales.
Lester se autodescribe como un perdedor, aburrido, alguien fácil de olvidar («He perdido algo, pero nunca es tarde para recuperarlo»).
Jane, que no está acostumbrada a recibir atención de este tipo, se siente halagada.
Habiendo escuchado esto, Lester inmediatamente parte hacia su garaje, donde encuentra pesas y comienza a levantarlas.
Tiempo después, Carolyn empieza una relación extramatrimonial con un vendedor inmobiliario rival, y también, inducida por él, decide empezar a aliviar su estrés en un campo de tiro.
Lester deja su trabajo, chantajeando a su jefe con su indemnización y empieza a trabajar en un nuevo restaurante de comida rápida y Ricky le enseña a Jane un video en el que una bolsa de plástico está «bailando» en el aire, lo que Rick consideró la cosa más bonita que jamás había grabado.
Más tarde, durante una discusión acalorada en la cena, Lester finalmente hace valer su dominio sobre Carolyn en el hogar.
Conduce amargamente hacia su casa con su pistola, con la intención de enfrentarse a su marido, creyendo que ha arruinado su vida.
Lester llama a Ricky a su casa para conseguir marihuana, aumentando las sospechas del coronel Fitts, que está convencido de que su hijo es homosexual y mantiene una relación con el propio Lester.
Lester no puede tomar su virginidad y, paternalmente, en vez de ello le hace un sándwich en la cocina.
Entre los pocos críticos que expresaron opiniones negativas de la película estaban J. Hoberman del Village Voice y Wesley Morris del San Francisco Examiner, que fueron críticos con el guion y la dirección, pero no de sus actuaciones.
Ayudada por las tremendas críticas positivas, la película recaudó $861,531 en su primera semana en cartelera en Estados Unidos, a pesar de proyectarse solo en 16 salas.