El compuesto se encuentra también en los hongos Galerina marginata y Conocybe filaris.
La penicilina compite con las amanitinas en el sistema de entrada celular de la membrana del hepatocito, por lo que es un efectivo antídoto contra los efectos del envenenamiento por estos tóxicos.
El lazo más externo es formado por el enlace peptídico normal entre los extremos carboxilo y amino terminales de la cadena.
Además de la α-amanitina, existen otros octapéptidos cíclicos estructuralmente relacionados, llamados β-amanitina y γ-amanitina, todos resistentes a la cocción y altamente hepatotóxicos, cariolíticos e hipoglucemiantes.
Aquellos que se recuperan suelen sufrir secuelas hepáticas y renales.