Figueredo inició su instrucción con Castaibert en un avión construido por él, un monoplano Castaibert-Anzani 25 HP, que al tener una carlinga individual obligaba a aprender en tierra.
Según relataría años después, cuarenta y ocho horas antes le habían aflojado los tensores de su aparato, por lo que estando a unos sesenta o setenta metros de altura perdió el control al aflojarse los cables, consiguiendo descender lentamente y planear hasta llegar al suelo.
Realizó con posterioridad numerosas exhibiciones públicas en el antiguo Hipódromo Nacional de Belgrano, situado en Libertador entre Monroe y Udaondo, la Sportiva Argentina en Palermo y el aeródromo de Villa Lugano.
Se casó ese mismo año con Alejandro Carlos Pietra y finalmente dejó la aviación.
En 1928 falleció su esposo quedando a cargo de sus dos hijos aún pequeños, Blanca Noemí y Rodolfo Carlos.
Figueredo entró a trabajar en el Registro Civil de Belgrano, donde se jubilaría 30 años después.
De regreso, Lorenzini quiso continuar volando pero Amalia Figueredo prefirió descender por cansancio.