La intención de Dorión era criarlo en el paganismo en la ínsula Monstruosa hasta que efectivamente le salvara la vida y después mantenerlo encantado.
Por su parte, Urganda la Desconocida tranquiliza a Florisel de Niquea, hermano mayor del niño, con una profecía que anuncia que llegaría a ser liberado.
A solicitud del joven Amadís, Alcidamante lo arma caballero.
Enseguida, un carro mágico aparece por los aires y se lleva a Amadís consigo.
Este continúa dando cima a nuevas hazañas, entre ellas la aventura del Castillo del Tesoro, hasta que en el capítulo final de la obra, el emperador de Martaria, convertido al cristianismo, abdica a su favor.