Altea (Alicante)

El nombre de Altea podría provenir del griego Althaia, que significa “yo curo”, o bien de la palabra árabe andalusí aṭṭalaye’ (atalaya) que da lugar en valenciano a la palabra talaia.

Se han encontrado vestigios en el término de íberos, romanos y musulmanes.

Durante la última fase del dominio musulmán, Altea perteneció a la taifa de Denia.

Por la parte norte del municipio, así como por su bahía pasa el meridiano de Greenwich.

El clima es árido, recibiendo 494 mm de lluvia media al año.

El pueblo se expandió, tanto en su núcleo urbano como en las numerosas urbanizaciones que lo rodean.

La ciudad posee dos puertos, uno pesquero y otro, deportivo, este último más conocido como Club Náutico de Altea.

Durante años, Altea ha sido refugio de poetas, cantantes, pintores, escultores y ceramistas.

Esta leyenda está recogida en diversas obras tales como el Diccionario de Altea y sus cosas, de Ramón Llorens Barber, o en los artículos publicados por el folklorista valenciano Francisco Martínez Martínez, como el titulado "Llegendes, Tradicions y Costums del Regne de Valencia", del año 1926.

[18]​ Otra de las leyendas tiene que ver con el monte del Mascarat, entre Altea y Calpe.

Según la tradición local, se trataba de un bandolero cuya máscara dio nombre al lugar, aunque, según algunos historiadores, el término no viene sino de maka-as, palabra íbera que significa «piedra cortada».

Sin dar crédito a la versión bíblica sobre la muerte del traidor, la leyenda da por vivo a Judas y lo conduce hasta el mismo Mascarat, aún carente de tal nombre, y en esta huida, buscando reposo en su intento de atravesar el barranco, se sentó en una piedra permaneciendo en la montaña hasta que, siglos después, se le encontró muerto con todos los indicios de haber sido el ladrón enmascarado.

Una noche, en la que una gran tormenta se había instalado en Altea, la anciana recibió una visita muy especial.

Un vagabundo andrajoso que le pidió a la anciana refugio y un plato de cocina.

La tía miseria, quien estaba preparando un caldo con algo que había conseguido en el pueblo, accedió encantada.

Así fue como cada vez que subía un niño al árbol a robar las peras, se quedaba pegado.

Cansados de una vida larga decidieron armarse e ir a derribar el peral.

La muerte accedió, y fue así como la miseria siguió anidando en este mundo, escondida en una cueva junto a su peral eterno.

Carta Puebla de Altea (11 de enero de 1617). Archivo del Reino de Valencia .
Localización de Altea dentro de la comarca de la Marina Baja .
Vista de la costa de Altea con Benidorm a lo lejos.
Calle típica del casco antiguo
Calle del casco antiguo, con la iglesia de Nuestra Señora del Consuelo al fondo.
Calle San Miguel en el casco antiguo
Morro de Toix , junto al puerto Campomanes .
Escuadra mora desfilando en las fiestas.
Vista de la calle Santa Bárbara del pueblo antiguo.
Vista del túnel del Mascarat
Grímpola del Club Náutico de Altea