La realidad era muy otra: el niño era fruto de los amores del rey Felipe IV con la citada dama.
Desolado, el monarca hizo intentos por legitimar a Alonso y recibirlo en la Corte.
El joven dominico completó sus estudios en Alcalá la Real, Salamanca, Granada y Sevilla.
Fue protector de las artes, pues protegió a artistas como el escultor Pedro de Mena, que realizó diversos trabajos en la catedral, o Alonso Cano, con quien mantuvo una relación personal.
Fray Alonso siempre se negó a reconocer la deshonra que para él supuso ser un bastardo real.