El éxito que obtienen y las nuevas prácticas de comercio que quieren aportar van más allá de la ampliación a los aledaños y les llevan a buscar capital para su ampliación constituyendo con un compatriota que tenían empleado como dependiente, Aquilino Entrialgo, la mercantil Solís, Entrialgo y Cía.
Su crecimiento sigue siendo imparable y además del negocio textil comienzan a crear departamentos dedicados a las distintas secciones de la tienda configurándose desde principios del siglo XX como una tienda por departamentos e introduciendo prácticas comerciales novedosas en la época como el control y la inteligencia de negocio, el escaparatismo o «vidrieras», escaleras mecánicas, concentración vertical en ciertos productos, etc.
Desde ese momento se utiliza como almacén de suministros eliminándose la venta al público que prácticamente había desaparecido durante los meses anteriores.
En 1961 un incendio, provocado por varias bombas incendiarias, derriba el edificio, produciendo la muerte de Fe del Valle, miliciana que se encontraba de guardia en el centro, y acusándose por el poder cubano del incendio a un acto terrorista patrocinado por la CIA.
Tras el incendio la manzana que ocupó el edificio se convirtió en un parque con un monumento dedicado a la miliciana fallecida.