Cuatro años después, acompañó a su tío por Estados Unidos y Canadá con tal de mejorar las relaciones comerciales de la empresa, estudiar el mercado y abrir delegaciones en ambos países.
Su tío ya no trabajaba en la empresa y, lo más importante, había estallado el crack del 29.
En 1935 se instaló en Madrid y en diciembre traspasó una sastrería especializada en Antonio Vallejo de confección infantil.
Este solar y los adyacentes los había comprado Sederías Carretas para la ampliación de Galerías Preciados, pero la intermediación y el apoyo económico de su tío César le permitieron utilizarlo hasta 1940, año en que se trasladó a la calle Preciados número 3 y se constituyó la sociedad limitada El Corte Inglés (se transformó en anónima doce años más tarde, en 1952).
Tres años más tarde, creó la Fundación Ramón Areces con el objetivo de fomentar la investigación científica y técnica en España, así como la educación y la cultura en general (valores que la institución considera motores fundamentales de progreso y modernidad de la sociedad).