La primera Alianza Obrera se formó en Cataluña por iniciativa del pequeño partido comunista antiestalinista Bloc Obrer i Camperol (Bloque Obrero y Campesino), pero su extensión al resto de España fue obra de los socialistas (UGT-PSOE-JJSS) a raíz del cambio de estrategia política defendido por Francisco Largo Caballero (abandonar la "vía parlamentaria" y adoptar la "vía insurreccional" para alcanzar el socialismo).
La debilidad de la Alianza Obrera fue que no se sumó a ella la CNT, excepto en Asturias.
Pero la "Comuna asturiana" duró solo dos semanas, al ser derrotada por las fuerzas militares enviadas por el Gobierno radical-cedista presidido por Alejandro Lerroux.
No se sumó, claro está, el PCE (que combatió el pacto cuanto pudo), pero tampoco la CNT, la organización obrera hegemónica en Cataluña, por lo que la fuerza real de la "Alianza Obrera" de Cataluña era muy reducida.
Así se forman Alianzas Obreras en algunas localidades de Extremadura (Llerena), Andalucía (Sevilla) o del norte (Astillero, Cantabria).
[8] No todos los cenetistas estaban de acuerdo con el rechazo a la Alianza Obrera, como se pudo comprobar por el debate que suscitó un artículo del cenetista de Valladolid Valeriano Orobón Fernández publicado en el diario confederal La Tierra titulado "Alianza revolucionaria, sí.