Más tarde emigró a La Habana, y consiguió un puesto en la imprenta La Mercantil.
Más tarde conoció a Inocencia Betancourt, la mujer con la cual compartiría el resto de su vida.
A finales de 1919 organizó una gran huelga en su sector y tres meses después sus demandas fueron cumplidas.
Inauguró la Escuela Racionalista y colaboró con Mella en la Universidad Popular José Martí.
Sus restos mortales fueron encontrados varios años después, tras la caída de Machado.