Alfonso de Valencia y Bracamonte

[15]​ Y en dicho documento éstos ordenaban que cuando el corregidor finalizara las pesquisas las remitiera al Consejo Real, a fin de que cuando fueran «llamadas é oidas las partes» se administrara justicia.

[18]​[19]​Poco después el rey de Portugal se apoderó de la ciudad de Toro y envió mensajeros al mariscal Alfonso de Valencia y a su suegro para que le entregasen la ciudad de Zamora, prometiéndoles a cambio que serían recompensados con oro, vasallos, tierras y «otras muchas mercedes»,[20]​ aunque cuando el rey Fernando tuvo conocimiento de ello les recordó a él y a su suegro que ambos le habían rendido dos veces homenaje a él y a la reina Isabel, y que en caso necesario les enviaría «un capitan con gente de armas» para que pudieran defender la ciudad contra el rey de Portugal.

[21]​ Y al mismo tiempo, Juan de Porras continuó comunicándose en secreto con Alfonso V de Portugal, y cuando este último le entregó el oro y las mercedes que le había prometido, él y Alfonso de Valencia se pusieron a su servicio y le entregaron la ciudad y el castillo de Zamora,[22]​ que fueron ocupados a los pocos días por el monarca portugués, quien permaneció allí varios días y dejó el castillo en manos del mariscal Alfonso de Valencia.

Y la historiadora Gloria Lora Serrano también afirmó que Alfonso de Valencia y su suegro «se vendieron al oro ofrecido por Alfonso V» y le entregaron la ciudad.

El 1 de marzo de 1476 los portugueses fueron derrotados por el rey Fernando en la batalla de Toro, y poco después Alfonso de Valencia, según consta en el capítulo XLVIII de la Crónica de los Señores Reyes Católicos Don Fernando y Doña Isabel,[28]​ solicitó al cardenal Pedro González de Mendoza, que era pariente suyo, que suplicara a dicho príncipe que perdonase a todos los que se le habían opuesto en Zamora y les restituyera todos sus bienes, y dicho prelado, por consideración hacia su familiar, transmitió sus súplicas al rey,[28]​ quien, según afirma la crónica:[28]​El rey perdonó al mariscal Alfonso de Valencia y le restituyó todos sus bienes, cediéndole además, «para (su) seguridad», el castillo de Castrotorafe,[29]​ y el 19 de marzo de 1476, es decir, dieciocho días después de haberse librado la batalla de Toro,[30]​ las tropas fernandinas ocuparon el castillo de Zamora.

Se desconoce su fecha exacta de defunción, aunque debió ocurrir hacia 1488, según Jaime de Salazar y Acha,[2]​ y después de 1487, ya que en ese año los Reyes Católicos le encomendaron, según afirma el historiador y genealogista Luis de Salazar y Castro, la «guarda de las puertas y torres de Málaga».

Retrato imaginario de Enrique IV de Castilla, de Francisco Sainz. Ca. 1848. ( Museo del Prado , Madrid ).
Vista de la ciudad de Zamora y de su catedral.
Ruinas del castillo de Zamora.