Alfons Quintà creció en ese ambiente y conoció a esas personas.
Con 16 años trató de chantajear a Josep Pla para lograr que su familia le dejara salir al extranjero.
El joven Quintà sabía cosas sobre los contactos de su padre y Pla con el exilio antifranquista lo que quizás interesaría a la policía franquista.
Muy pronto descubre que la información es poder y no dudará en usarla en toda su carrera profesional como periodista.
Fue operado del corazón en una intervención muy complicada y, aunque su relación de pareja estaba muy deteriorada e iban a separarse, su esposa se quedó cuidándolo en su recuperación.