Además de la industria cazuelera, se fabricaron ollas, “cocotes y cremadores”.
[4][7] Con gremio activo desde el siglo xvii, La Bisbal fue el centro más importante del foco alfarero ampurdanés,[4], tradición que se continuá en la Escuela de Cerámica de la localidad, promovida por el alfarero Díaz-Costa en los años posteriores a la guerra civil española.
En Quart, la producción de terra fumata se interrumpió tras la guerra civil española, aunque hacia 1968 fue recuperada por la familia Bonadona.
[10] [8] De los treinta alfares familiares documentados a comienzos del siglo xx, Vossen, Seseña y Köpke referían solo cuatro en 1970.
[15] Por su parte el etnógrafo Violant i Simorra documentó alfares en Olot, Blanes, Ripoll, Besalú o la propia Gerona capital.