Esa experiencia le sirvió para trabajar como maestro en diversas escuelas rurales escocesas.
[2] Unos primeros ensayos en el mundo del periodismo, en Londres, serían finalmente interrumpidos por la guerra: en 1914 y tras ser declarado no apto para el ejército, dirige la Gretna Green School, experiencia que describe y analiza en Diario de un maestro (1916), su primer libro.
Tras la baja definitiva solicita empleo en la Escuela King Alfred que dirige John Russell.
[7] Durante la Segunda Guerra Mundial, Neill tuvo que abandonar temporalmente su querido enclave en Leiston para instalarse en Festiniog, Gales del Norte, triste y desgraciada experiencia en la que murieron uno de sus mejores alumnos y Lily, su primera esposa.
Finalizada la guerra, Neil, Ena, su nueva mujer, y su gato regresaron a un bastante deteriorado Summerhill.
Tras muchos avatares ha sobrevivido hasta ahora con una fama que llegó a su cumbre en los años 60 y 70 del siglo xx.
Un niño emocionalmente sano podrá enfrentarse en el futuro a lo que quiera hacer e incluso ponerse a la altura, en conocimientos y recursos intelectuales, de los niños de la escuela convencional.
El autoritarismo tradicional en la educación oprimía a los niños, en cuanto no respetaba sus peculiaridades y forma de ser.
El sistema pedagógico de Neill ha sido tan criticado por unos como querido por otros.
Sus controvertidos principios y el funcionamiento de la escuela que fundó han recibido tanto halagos como críticas.
No obstante, Neill siempre defendió que los niños se adaptarían a cualquier en torno al salir.