La familia Branas había sido importante en la ciudad y la región de Adrianópolis desde mediados del siglo XI.
[2] Branas fue uno de los escasos generales bizantinos principales que nunca se rebeló contra Andrónico I Comneno.
La victoria en la batalla de Demetritzes fue tan rotunda y decisiva, que acabó con la amenaza normanda al Imperio.
Sin embargo, no pudo abrir brecha en las murallas, ni sobornar a los defensores, lo que le impidió penetrar en la ciudad.
[7] La cabeza de Branas fue llevada al palacio imperial, donde fue usada como pelota, y luego expedida a su esposa, Ana, quien (según el historiador Nicetas Coniata) soportó con entereza la impactante visión.