En el año 362 a. C. la familia real se vio trágicamente conmocionada luego del nacimiento del primer hijo varón, Alejandro, por el fallecimiento al cabo de unos pocos días o posiblemente al dar a luz de su propia madre, cuyo nombre se desconoce.
[3] Filipo II obligó con firmeza al rey Arribas a que se retirara del trono.
Alejandro Magno al parecer se enfureció con su propio padre a raíz de este incidente.
Las tensiones que surgieron de esta manera entre Filipo II y su hijo Alejandro, derivaron en la ira del rey hacia su propio hijo, por lo que Alejandro Magno se vio obligado a exiliarse a Iliria, tras dejar a su madre Olimpia en la corte de su hermano Alejandro I, es decir, en Epiro.
La causa que motivó el asesinato de Filipo II y el autor/a o los autores intelectuales del mismo jamás se logró esclarecer en el más amplio sentido.
Cabe destacar que adicionalmente al asesinato del rey, y durante el transcurso de lo que restaba del año 336 a. C., hubo otros acontecimientos trágicos relacionados con la familia de Filipo II.
[6][7] La delegación imploró su ayuda, ya que estaban siendo víctimas de incursiones efectuadas diversos pueblos itálicos cercanos a los tarentinos: los mesapios, lucanos y brutios.
Inicialmente el ejército de Alejandro I el Moloso unido a los tarentinos tuvo éxitos en la lucha contra los mesapios, lucanos, brutios y samnitas.
[9][7] Posteriormente Alejandro intentó establecer gobiernos independientes sobre las ciudades a las que brindaba protección, y perdió el apoyo de Tarento.