Su abuelo había emigrado para “hacer la América”, es decir para labrarse un porvenir alcanzando el éxito económico, lo que en buena medida logró actuando como comerciante.
Como técnico del gobierno, participó entre 1920 y 1938 de varias delegaciones argentinas en conferencias internacionales.
Desde dentro del estado desarrolló sus ideas económicas e intentó influir en la toma de decisiones para implementarlas, aunque sin éxito.
En uno de sus artículos[3] argumenta mostrando que los países más desarrollados de Europa y Norteamérica han crecido merced a políticas económicas proteccionistas, aplicando el librecambio sólo cuando les resultaba conveniente para su desarrollo económico.
En su consejo editorial se encontraban miembros de familias influyentes lo que junto con el gran número de ejemplares que se entregaban gratuitamente a distintas organizaciones gubernamentales y a universidades y colegios nacionales.
[4] El mencionado artículo trata sobre lo que hoy sería una mezcla de macroeconomía y economía política; del diagnóstico de los problemas que tenía la Argentina en ese momento, propone soluciones y luego explica su factibilidad.
Son estos elementos que hacen enteramente a los asuntos públicos, características de un intelectual.
Pero en este caso, la economía se ocupa necesariamente de los asuntos públicos por la misma naturaleza disciplinaria.