Lógicamente, la duración de las partidas se extiende notablemente en el tiempo, pudiendo llegar a durar varios años.
[2] Según el columnista Leopold Hoffer (1842-1913) de la revista londiniense Field , el primer torneo por correspondencia lo organizó la Wiener Schachzeitung en 1893 a instancias de un mecenas (cuyo nombre no abandonó el anonimato) que donó 700 marcos para los premios, entusiasmado tras seguir las alternativas del torneo magistral de Dresde del año anterior, según se justificó.
A partir de entonces, las revistas y periódicos que poseían secciones dedicadas al ajedrez, comenzaron a realizar (con fines puramente comerciales y de propaganda) verdaderos torneos magistrales.
Este auge estaba basado en la perfecta organización de cada uno, como los realizados por las revistas Deutsche Schachzeitung, Chess Review, Tidskrift for Schach y Schachvarlden, entre otras.
De esa manera los aficionados podían medir sus fuerzas ante destacados maestros que participaban en los mismos, tales como Alexander Alekhine (1892-1946), Aron Nimzowitsch (1886-1935), Géza Maroczy (1870-1951), Erich Eliskases (1913-1997).
Max Euwe (1901-1981), Albert Becker (1896-1984), Ernst Grünfeld (1893-1962), Paul Keres (1916-1975), Efim Bogoljubow (1889-1952) y muchos otros cultores de la especialidad.
Continuará luego organizando torneos en forma particular, utilizando su publicación Brief-Schach para difundir la actividad.
Concluida la Segunda Guerra Mundial, el sueco Erik Larsson busca restablecer las comunicaciones con los ajedrecistas que habían competido en los torneos epistolares interrumpidos por el conflicto bélico.
Además la convocatoria para inscribirse en el "Torneo Seis Tableros", posteriormente reconocida como la I. Olimpíada por equipos por ICCF.