También se aplica al jinete, según su colocación en la silla y la naturaleza de sus movimientos.
En plural se emplea esta palabra para significar los diferentes modos de moverse el animal.
Así, un caballo de limonera debe levantar bien las piernas, plegar y suspender con energía los brazos atabaleando.
Esto en realidad no es un defecto para la carrera, pues caballos de uno y otro tipo ganan primeros premios en los concursos hípicos.
François Baucher fijó en 31 el número de aires que puede ejecutar un caballo domado en una alta escuela.