Participó sin entusiasmo en el lado de los cruzados, pero conservó su vizcondado, que pasó a su hijo.
Aimery estuvo presente en Béziers, cuando Agnes, la viuda del último vizconde, Raimundo Roger Trencavel, entregó el vizcondado de Béziers a Simón IV de Montfort.
Se sabe que Arnau Amalric, el arzobispo de Narbona, participó.
Cuando Simón dudó en obedecer, Aimery se preparó para la guerra, pero la intervención del cardenal Pedro de Benevento, el legado papal para la Provenza, impidió las hostilidades abiertas.
Más tarde ese mismo año, el IV Concilio de Letrán se abrió.
Aimery participó en el asedio y recibió cartas papales defendiendo las acciones de Simón y criticando a Jaime de Aragón por apoyar a Raimundo.
[7] Aunque los últimos años de Aimery fueron externamente pacíficos, tuvo muchos conflictos internos con los que lidiar.
Murió en febrero de 1239, dejando en Narbona a su hijo mayor, Amalric I.