Agustín Pérez Soriano

Hijo de un músico distinguido, su padre -que era organista y guitarrista- fue su primer maestro, ingresando luego en el Seminario de Pamplona para seguir los estudios eclesiásticos, que no terminó.

Se dedicó también al folclore, escribiendo artículos e impartiendo conferencias.

Se dedicó, sobre todo, a componer zarzuelas, como Atila (1895), Pepito Melaza (1896), Los Bárbaros (1897), Al compás de la jota (1897).

El argumento de la zarzuela es bastante sencillo: Se trata de un breve cuadro rural que se desarrolla en un pueblo de Aragón, del que no se aportan más datos.

Finalmente, los enamorados superan todos los obstáculos y consiguen el triunfo de su amor.