Agustín Álvarez

[1]​ En 1870 comenzó sus estudios secundarios en el Colegio Nacional de Mendoza, institución que luego llevaría su nombre.

Los problemas políticos se reducían, en suma, para él, a problemas morales; creía imposible su solución mientras no se creara un nuevo mundo moral que subvirtiese los valores presentes.

Leopoldo Lugones dijo: «Trátase del único moralista que hayamos tenido; y en este género dificilísimo que en aparente humildad puede llegar a lo sublime con Séneca y Marco Aurelio, da singular importancia a sus muy escasos cultores, individuos de excepción en las más ricas literaturas: así la Bruyére es único en Francia».

«El valor para atropellar al prójimo y la ilustración para deslumbrarlo y engañarlo son las dos llaves del porvenir para un argentino, porque son las dos cualidades que allegan más consideración pública.

«Proponerle, pues, a un individuo, a un partido, a un pueblo la imitación de otro reconocidamente mejor que él, es pedirle que vea las cosas bajo una luz que no es la suya, porque sólo viéndolas de la misma manera podría tomar en los mismos casos las mismas determinaciones de sus mejores.

Obra publicada en 1894.
Número especial de la revista Humanidad Nueva de junio de 1914, dedicado a Agustín Álvarez.