Esto ocurre porque el territorio se regenera con las plantas que más rápidamente consiguen adaptarse al suelo.
Los incendios (intencionados o naturales) han ayudado en gran medida a la rápida expansión de los eucaliptos, que en los últimos treinta mil años ha pasado a dominar casi todo el paisaje forestal de Australia.
Cazaban herbívoros y recolectaban frutos de los nuevos arbustos, como por ejemplo patatas (Ipomea costata).
La colonización europea provocó cambios más sustanciales en el paisaje natural del continente, llegando a talar hasta el 70% de las selvas tropicales.
[3] El término agricultura del palo incendiario fue acuñado por el arqueólogo galés Rhys Jones (1941-2001) en 1969.